Monday, July 09, 2007

Discurso a cargo de Carlos A. Fernández Ballesteros
Secretario General de LATINAUTOR
en ocasión de celebrarse el 15 aniversario de la sociedad costarricense


Museo del Niño. San José, 31 de mayo de 2005

Sra. Viceministra de Cultura Amalia Chaverri
Sr. Presidente de ACAM Mtro. Alvaro Esquivel Valverde
Autores costarricenses,
Amigos todos

En la intimidad de la nueva casa de ACAM - que ahora sí puede decir que es igual a "esos reyes que no envidian ya nadita" - escuchábamos ayer con deleite y con la unción de los amigos ticos que nos rodeaban, esa cautivante composición "Soy Tico", interpretada por su autor, nuestro primer Presidente y mejor amigo Carlos Guzmán, que identifica el ser costarricense; esa obra, ya entronizada por su pueblo como máxima expresión del repertorio vernáculo, que ACAM gestiona, protege y atesora, marcha ya a paso seguro hacia la posteridad, con aires de convertirse en la canción nacional por antonomasia. En ella está retratada una comunidad humana que, como la describiera sociológicamente Constantino Láscaris, se ha desarrollado tal vez como ninguna otra sobre las bases de la libertad individual y de la convivencia.

Un connotado compatriota mío contribuyó a esa imagen de pueblo cuyas bondades, particularmente la de haber vivido siempre en libertad, son difíciles de repetir en otro conglomerado humano. El ex Presidente del Uruguay, Julio Ma. Sanguinetti, dijo una vez aquí que "Allí donde haya un costarricense, esté donde esté, habrá libertad".

A este pueblo y a su tierra llegamos por primera vez en 1989 con Ulrich Uchtenhagen, el Maestro, el gran precursor, el que vino desde su Suiza natal a inculcarnos el credo del derecho de autor y de la gestión colectiva; el mismo que hoy nos congrega, junto a su recuerdo imperecedero y a su ejemplo, para celebrar los 15 años de ACAM, la sociedad que ayudó a forjar con su prédica, con su ejemplo y su inquebrantable espíritu de formador.

Veníamos representando a la OMPI, para sentar las bases para que la gestión colectiva completara los esfuerzos llevados a cabo por Costa Rica para dotarse de un marco jurídico apropiado para el respeto y la observancia del derecho de autor; lo hacíamos empujados por el fervor patriótico y la fe de un gran jurista de esta tierra, contagiado por las enseñanzas de Ulrich, quien dedicó ingentes esfuerzos para pregonar y difundir el derecho de autor en su país.

Con Carlos Corrales - pues no de otro se trata - tras haber obtenido el aval del Ministerio de Cultura, fomentamos y participamos entonces en aquella legendaria Asamblea de Autores en el Museo Nacional, verdadera “sesión de precalentamiento” donde estaban quienes al año siguiente, el 31 de mayo de 1990, instalaron para siempre la Asociación Costarricense de Autores Musicales, con el auspicio de la CISAC, representada por sus más altas jerarquías y el apoyo incondicional del entonces Presidente de la República Oscar Arias Sánchez.

Desde entonces, ya como responsables del programa de cooperación de la OMPI – que contribuyó a formar a dirigentes y técnicos de la novel sociedad – ya como compañeros de ruta desde nuestro puesto en LATINAUTOR, más recientemente, hemos seguido de cerca la vida y la obra de ACAM. Vivimos sus difíciles comienzos, acompañamos sus tropiezos, sufrimos las muchas trabas y obstáculos que debió sortear para poder seguir adelante, admiramos el temple de su gente y festejamos sus éxitos, como lo hacemos esta noche en San José.

Al igual que cuando celebramos el primer decenio, hoy hacemos un alto para rememorar, para brindar, pero también para planificar el futuro. Rememorar y honrar a los precursores y a los grandes de la música costarricense, los que aportaron la materia prima que ACAM guarda celosamente; celebrar junto a los compañeros de nuestra sociedad hermana el sueño hecho realidad; junto a quienes merecen nuestra admiración por haberse entregado de lleno a esa noble tarea de concretar en hechos lo que las leyes prescriben: que los creadores son los únicos que tienen derecho a decidir el destino de su obra, a autorizar su utilización por terceros y a recibir como contrapartida una justa y equitativa remuneración por parte de quienes disfrutan y se benefician de su numen creativo. Celebrar, además, que ACAM no sólo ha logrado concientizar a su gente y a su pueblo, sino que también se ha ganado el respeto y la confianza de sus sociedades hermanas, de sus pares de Latinoamérica y del mundo entero, las que le han confiado el repertorio musical global para que lo gestione y defienda en esta tierra con el mismo celo que lo hace con las obras nacionales.

Hoy están aquí la CISAC, representada por el VicePte. del Cté. Iberoamericano y Presidente deAGADU (la más antigua sociedad de autores musicales de América Latina, fundada en 1929) Alexis Buenseñor, y por el Delegado Regional Martín Marizcurrena, propulsor y hoy único organizador del Curso Anual de formación para sociedades latinoamericanas, donde todo el staff de ACAM recibió alguna vez instrucción; hoy ha venido su hermana mayor SACM de México, con sus más alta representatividad, que incluye a su Presidente Maestro Roberto Cantoral (creador de melodías inolvidables como El Reloj, la Barca, el Preso N° 9 y tantas otras) y amigo solidario para las sociedades de su entorno geográfico. También han llegado mensajes de adhesión del Secretario General de la CISAC, Eric Baptiste, desde su sede en Paris, de la valerosa ACDAM de Cuba, de las sociedades brasileñas, en fin, de todos los que han admirado el derrotero seguido por ACAM desde su fundación hace quince años..

Pero también tenemos que planificar, porque esta grata parada que hacemos hoy y que la gente de ACAM se merece no puede significar que nos detenemos. En el Derecho de Autor, como dice la Dra. Delia Lipszyc, no hay terreno ganado. La tecnología digital nos ha llevado a una encrucijada. A los logros obtenidos en el ámbito jurídico con los Tratados Internet de la OMPI de 1996, de los cuales Costa Rica es parte – der. de reproducción, comunicación pública, medidas tecnológicas de protección – han seguido innumerables presiones provenientes de distintos sectores, cobijadas en el manido acceso a la cultura, por obtener nuevas limitaciones y excepciones al derecho de autor; cuando no a movimientos que pregonan que la “música en Internet debe ser libre”.

Yo pido a la diosa de la fortuna que el ejemplo de empeño, de lucha y de tesón de ACAM y de los hermanos ticos nos ilumine a todos, desde este resplandeciente festejo de su decimoquinto aniversario, con el cual nuestra joven pero madura sociedad se inscribe definitivamente como un referente obligado de la cultura nacional.

Amigos, yo no soy tico; no llevo a Costa Rica en las entrañas, pero sí en el corazón; y reclamo mi lugar en la canción de Carlos Guzmán, porque he sido el forastero afortunado a quien los ticos han demostrado siempre su calor y su amistad; y porque gracias a ACAM y a los amigos que en su seno abrigan, me emociono también cuando escucho una guitarra, cuando trema la marimba y con la puesta del sol; porque siento las canciones de esta tierra y porque cuando me asomo a la ventana me cautiva la montaña, disfruto de los fuertes aguaceros y se me alegra el corazón.

Como ahora, cuando me uno emocionado a la gran fiesta de mis amigos ticos, a los cuales tanto agradezco la "pura vida" que nos han permitido disfrutar junto a ellos.

Muchas Gracias

Friday, January 19, 2007

Padre Nuestro Carolina 18 meses

Carolina reza y la mama traduce.